martes, 4 de septiembre de 2018

Temor de Jehová (Nuevo Testamento)

En el siguiente análisis veremos que, así como había razones en la revelación de Dios en el Antiguo Testamento para temerle, la revelación más completa en el Nuevo Pacto no ha hecho más que intensificar la obligación de un temor piadoso.

MATEO

Cristo no vino a negar el temor de Dios, vino a reforzarlo.

En Mateo 10:28, cuando Jesús habla a sus doce discípulos, dice:

“Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno”. (Mateo 10:28)

Cristo no vino a eliminar el temor de Dios, él lo reforzó, mandando a sus discípulos que procuraran tener en su corazón el temor que incluye hasta ese elemento de terror de lo que Dios puede hacer, si se cae en sus manos teniendo los pecados a cuestas.

Jesús no invalidó la enseñanza sobre el temor de Dios, al contrario, la profundizó y la asoció al hecho de confesar o negar Su Nombre. 

Mateo 10:32  A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. 33  Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos. 



HECHOS

El libro de “Hechos” describe la madurez de la Iglesia Primitiva, la bendición de Dios sobre ella y por supuesto el temor de Jehová en su iglesia.

La experiencia de Ananías y Safira sirvió para fundamentar a la iglesia en el temor de Dios y en la obligación de vivir en santidad delante de Dios.

HECHOS 5:1-11
Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles.  Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron. Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti. Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido. Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas. 

Dios hace esto para preservar la santidad de la iglesia, y para que haya en los miembros de la congregación una conciencia de la presencia soberana de Dios en la iglesia. En otras palabras, para que haya temor de Dios en la iglesia.

HECHOS. 9:31

En esta escritura podemos ver que los “métodos” de Dios para que la iglesia crezca son diferentes a los métodos humanos. El temor de Dios es un ingrediente fundamental para el crecimiento de la iglesia.

Entretanto la iglesia gozaba de paz por toda Judea, Galilea y Samaria, y era edificada, y andando en el temor del señor y en la fortaleza del Espíritu Santo, seguía creciendo. (Hechos 9:31)

El Espíritu que estaba sobre Cristo, según Isaías 11:2 “[…] espíritu […] de temor del Señor”, es Él mismo que el derrama sobre su Iglesia, por lo tanto así como el temor del Jehová caracterizó a Jesucristo, cuanto más llena está su Iglesia del Espíritu de Jesús, más reflejará el temor del Señor.


2 CORINTIOS
Ahora vayamos a las epístolas del Nuevo Testamento, veamos a continuación lo que Pablo escribió a los corintios relacionado con el temor de Jehová:


 Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios (2 Corintios 7:1)

De acuerdo con las palabras de Pablo, debemos limpiarnos de todo mal en todos los aspectos y perfeccionar el temor de Jehová.

EFESIOS 5:21

En los siguientes versículos, Pablo toca la relación entre el marido y la esposa, la relación de los padres con los hijos, observemos lo que dice: 
“Sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo”. (Efesios 5:21)

Y sigue con directrices específicas para maridos y mujeres: “Efesios 5:22 Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos…, Efesios 5:25 Maridos, amad a vuestras mujeres…”. Luego, a los hijos: “Hijos, obedeced a vuestros padres” (Efesios 6:1).

Todos estos mandamientos, en cuanto a los pormenores en las relaciones del hogar, se expresan en el marco del temor de Cristo. Por consiguiente, si dejamos fuera el temor de Cristo, en nuestras relacione con las personas, estamos desobedeciendo a lo que Dios nos manda por medio de su Palabra.

FILIPENSES

En Filipenses 2:12, Pablo ordena a los creyentes en Filipo que se ocupen de su salvación:

Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, (Filipenses 2:12)

La fórmula de Pablo es que nuestra salvación debe llevarse a cabo en una atmósfera de “temor y temblor”, cualquiera que se esté ocupando de su salvación en cualquier otro marco lo estará haciendo en un contexto que la Palabra de Dios no autoriza.

1 PEDRO

Hemos considerado las palabras de Cristo,  hemos visto las palabras del apóstol Pablo,  ahora vemos que Pedro dice lo mismo:

Y si invocáis como Padre a aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor durante el tiempo de vuestra peregrinación”. (1 Pedro 1:17)

Debemos pasar toda nuestra vida en el temor de Jehová, de modo que, desde el momento en que respiro mi primer soplo de vida como nueva criatura en Cristo, hasta el momento en el que el Señor venga a llevarme a casa, mi peregrinación debería estar marcada por el temor de Dios.

APOCALIPSIS

Nuestras últimas referencias están tomadas del libro de Apocalipsis. En los siguientes versos vemos una alabanza, que muestra que el temor reverente a Dios es una característica de sus siervos

Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que está sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya! Y del trono salió una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, los que le teméis, los pequeños y los grandes”. (Apocalipsis 19:4-5)

CONCLUSIÓN

El temor de Dios lógicamente perfecciona nuestra consagración a él, en otras palabras, nos hace conscientes de la necesidad que tenemos de que haya cambios en nuestra conducta, para agradar a Dios en nuestra forma de vivir, por lo tanto un cristiano que no siente la necesidad de crecer en santidad es un cristiano estancado, que se ha vuelto complaciente con el pecado, en otras palabras, no está andando en temor de Dios. El temor de Dios es el fundamento que inspira la vida en santidad y consagración a Dios. La santidad no es un llamado a unos pocos, sino un mandato de Dios a todos los creyentes. 
Cristo mismo, mientras vivió en la tierra, anduvo en temor de Dios y nos dio ejemplo de andar en temor y reverencia. Si El mismo tuvo que hacerlo así, nada debería hacernos pensar que nosotros podemos ser diferentes.

Gracias por visitar el blog, Dios te bendiga.
 
En nombre de Jesucristo, amén.

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