Josué 1:2-8 dice:
“Mi
siervo Moisés ha muerto. Por eso tú y todo este pueblo deberán prepararse para
cruzar el río Jordán y entrar a la tierra que les daré a ustedes los
israelitas. Tal como le prometí a Moisés, yo les entregaré a ustedes todo lugar
que toquen sus pies. Su territorio se extenderá desde el desierto hasta el
Líbano, y desde el gran río Éufrates, territorio de los hititas, hasta el mar
Mediterráneo, que se encuentra al oeste. Durante todos los días de tu vida,
nadie será capaz de
enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también
estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré. »Sé fuerte y valiente, porque tú
harás que este pueblo herede la tierra que les prometí a sus antepasados. Sólo
te pido que tengas mucho valor y firmeza
para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de
ella para nada; sólo así tendrás éxito dondequiera que vayas. Recita siempre el
libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo
que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito”
En estos pasajes hay tres palabras claves
para alcanzar las promesas de Dios.
1- Dios nos habla de “Prosperidad”: En el Antiguo
testamento, prosperidad significa “triunfo”.
Dios nos creó para ser prosperados, para tener triunfos. Para triunfar y no
para perder.
El único que puede detener un triunfo es uno mismo. La Biblia dice que Dios le dice a Josué que se esfuerce y sea valiente. Eso es lo único que le pide. En Corintios la Biblia dice que Dios a través de sus promesas, nos ha hecho participes de la naturaleza divina. Cuando pasa esto, tú eres parte de Dios y él es parte tuya.
El único que puede detener un triunfo es uno mismo. La Biblia dice que Dios le dice a Josué que se esfuerce y sea valiente. Eso es lo único que le pide. En Corintios la Biblia dice que Dios a través de sus promesas, nos ha hecho participes de la naturaleza divina. Cuando pasa esto, tú eres parte de Dios y él es parte tuya.
Nuestro Dios ilimitado esta en nosotros, por
lo tanto, somos personas ilimitadas. Entonces cada una de las cosas que toques
las puedes tomar como tuyas. Pero también podemos ponerle límites a Dios y
hacer que sus promesas se frenen. Nosotros le decimos a Dios hasta dónde puede
llegar con nuestra actitud de fe u obediencia.
Prosperidad es estar en paz, sabiendo que se
tiene todo lo necesario para triunfar en la vida.
2- Dios dice: “Esfuérzate”: Josué tiene las
características de un hombre de Dios, que se esfuerza y que se atreve. Que no
se deja gobernar por nada. Es una persona que resolvía problemas. Hay un futuro
de gloria y de bendición delante de nosotros. Hay que mirar que Dios quiere que
triunfemos y ganemos siempre. La iglesia tiene tanto futuro como lo tenga su
gente. Cada iglesia tiene un espíritu que es el resultado de la suma del
espíritu de cada uno de sus miembros.
Por eso tenemos que tener espíritu de victoria, de
valentía, de conquista.
Hay un llamado de parte de Dios. Este llamado es a
conquistar, a vencer, a alcanzar la prosperidad y a tener victoria tras
victoria.
Nunca tenemos que rechazar el llamado de
Dios:
-
Cuando
Dios te llama a hacer algo es porque Dios sabe que eres capaz de hacerlo.
-
Cuando
Dios te llama a un ministerio, te llama sabiendo que lo vas a hacer.
Dios nos conoce mejor
que nosotros mismos. Nosotros corremos con Dios, porque él corre a nuestro
lado. Eso nos lleva a vencer.
Todo el potencial está
adentro nuestro.
El
llamado de Dios es la muestra de confianza más grande que El hace hacia sus
hijos y la garantía de que él está con nosotros
3- Dios dice “Obedece La Ley”: La Ley de Dios es la
Palabra escrita de Dios, por medio de la cual lo conocemos a él, descubrimos sus
misterios, nos revela la verdad, somos entrenados en sabiduría, encontramos las
respuestas a cada circunstancia de la vida. Aquí Dios nos dice: No te
apartes de ella para nada; sólo así tendrás éxito dondequiera que vayas. Recita
siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado
todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito”.
Siempre tenemos que hacer nuestra parte para
alcanzar las promesas.
En 2 Corintios 1:20 dice que las promesas de
Dios son sí y amen.
Todo lo que Dios promete, lo cumple.
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